Las enfermedades cerebrovasculares constituyen, en la actualidad, uno de los problemas de salud pública más importantes y, como tal, deben ser consideradas. Son la tercera causa de muerte en el mundo occidental y la primera causa de invalidez permanente entre las personas adultas. Su coste sociosanitario es muy elevado, o que contrasta con la relativa escasa atención que habitualmente se les dispensa, no sólo desde los organismos oficiales implicados, sino también (lo que aún es más preocupante) por una parte de los propios profesionales sanitarios; éstos siguen dando vigencia a conceptos caducos, que hacían del ictus una enfermedad «difícilmente prevenible y una catástrofe intratable».
Intentar cambiar esta situación sólo resulta posible por medio de la información. Ésta debe ser veraz, objetiva, fácilmente asimilable y, sobre todo, capaz de llegar a todas las personas y organismos relacionados con el problema.
Los pacientes que han sufrido un ictus, sus familiares y cuidadores, y aquellas otras personas que –por sus circunstancias personales– corren un mayor riesgo de padecerlo en un futuro constituyen el eslabón fundamental en nuestra labor divulgativa.

En las monografias del menu laterlal se pueden encontrar diversos folletos informativos dirigidos a los pacientes editados por expertos del grupo de estudio.